En ninguna casa puede faltar un tradicional pollo asado. Recetas hay miles, al gusto de todos, pero yo no me complico: casi siempre que aso pollo lo hago del mismo modo, con alguna variante que ahora explicaré.
Ahora que ya sabes cómo trocear un pollo, vamos al grano.
Necesitas:
-Pollo, generalmente muslos y alitas, ya que la pechuga se seca más
-Cebollas y ajos
-Patatas (bastantes)
-Aceite de oliva
-Sal, pimienta y nuez moscada
-Romero, tomillo, orégano
-Vino blanco
-Mantequilla (NO margarina)
El asado perfecto:
Esto es de lo más fácil que vais a encontrar, y te resuelve una señora comida en un periquete.
Al lío: hay que pelar una cebolla grande y dos o tres dientes de ajo, y laminarlo todo, la cebolla en juliana.
Juliana:
Con los aros de cebolla hacemos una cama en el fondo de un recipiente para el horno. Lo cubrimos por completo con la cebolla.
Lavamos unas patatas bien (si están bien lavadas no hace falta ni pelarlas), y las laminamos con una mandolina. En otras palabras, partimos las patatas en rodajas finísimas, que se puedan enrollar.

Añadimos las patatas sobre la cebolla en otra cama.
Regar con un chorro abundante de aceite de oliva, y sazonar todo con sal, pimienta, nuez moscada y romero/tomillo. Sé generoso. Cuanto más sabor, mejor.
Para sazonar el pollo, lo más fácil es echar aceite de oliva, un puñado de sal y pimienta, las hierbas aromáticas y mezclarlo todo bien con las manos, de modo que toda la carne quede impregnada por igual de aceite y especias.
Una vez sazonada, se coloca sobre las patatas y cebolla. Añadimos el ajo picado sobre toda la bandeja.
Antes de meter en el horno, que puede precalentarse mientras, se riega con vino blanco todo (basta con que cubra la capa de cebolla del fondo), y a quien le guste un toque cítrico, que le añada un poco de limón exprimido sobre la carne y las patatas.
Igual le aporta sabor unas rodajas de tomate con las cebollas, pero es una variante más. A un asado le puedes añadir cualquier verdura, hierba y/o fruta, que le dará su rollo.
La guinda del pastel puede ser un poco de mantequilla sobre las patatas y pollo.
En definitiva, debería quedar algo parecido a esto:
Los tiempos de asado, sinceramente, son un poco caprichosos. Yo hago lo siguiente con el pollo en el horno: cuando empieza a tostarse o dorarse la piel, le doy la vuelta y lo vuelvo a meter al horno. Si el jugo del vino y el limón se han secado, añado un poco más. Suelo salpimentar de nuevo tras darle la vuelta.
Otro indicador es la textura de la patata. Cuando la patata está tierna y sabrosa, es decir, ya no sabe a patata, sino al asado, y la piel se tuesta, tu pollo está listo para servir.
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