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Pechugas con salsa roquefort

Arrancamos el blog con una receta de fácil, tonta.

No tiene misterio, lo juro, y está deliciosa.

¿Qué necesitas?
-Pechuga de pollo
-Cebolla
-Nata de cocina
-Queso azul/Roquefort
-Sal y pimienta
-Aceite de oliva
-Nuez moscada
-Coñac o whisky

-Opcional: champiñones


¿Cómo me meto en este entuerto?

Trocea las pechugas con unas tijeras en tiras gruesas o trozos grandes, al gusto.
Pica la cebolla y lamina los champiñones. A ver que cuente: yo de siempre he hecho esta receta sin champiñones, sólo la carne encebollada, pero en Lisboa se consume mucho cogumelo (champiñón), y como estoy un poco cansado de tanta carne, por equilibrar, ahora le pongo también champiñón.

Marca las pechugas. Para marcarlas no necesitas un wonder bra ni un rotulador, tranqui.
Nos bastará con una sartén y un poco de aceite.
Lo suyo es poner el aceite bastante caliente y dejar que la carne se selle por fuera para que no suelte el jugo. Así, al cocinarla más tarde, estará más jugosa.

Una vez marcada la pechuga, retira en un plato.
En la misma sartén, con el mismo aceite, echa la cebolla y sofríe a medio fuego hastas que se dore.

Cuando se haya dorado, añade los champiñones y deja que cocinen un poco.
Tras unos minutos, puedes añadir la carne. Salpimenta todo. ¡Sin miedo!

Remueve el conjunto hasta que pollo, cebolla y champiñones estén bien mezclados y hagan chup chup.

Tras el chup chup (momento clave), añade la nata de cocina. No hace falta que lo cubra por completo, aunque a mí me gusta con bastante salsa.

Añade nuez moscada (bastante, potencia mucho el sabor del conjunto) y varios trozos del queso. Mezcla bien con una cuchara de palo hasta que el queso se funda con la nata. La cantidad del queso va al gusto; a mí me gusta que sepa bastante, porque la cebolla aporta un dulzor que suaviza el conjunto.

Deja que todo cueca a fuego bajo y añade un chorro de coñac o whisky (a la sartén, no al gaznate). Con un poco basta.

Cuando la salsa haya espesado, está listo para servir.

Puedes acompañarlo de patatas fritas, arroz blanco o sencillamente pan (mi opción favorita) para mojar sopas.



¡Que aproveche!

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