En mi casa se montaba una digna de tragedia griega cada vez que tocaban lentejas o habichuelas (judías, fabes, alubias) para comer.
Pero los niños del potaje acababan comiéndoselo pasado por la túrmix. Curiosamente, con el paso de los años nos hicimos de la Hermandad de la Santa Cuchara, y en mi caso las lentejas ocupan un lugar casi casi al lado del cocido en cuanto a platos invernales que reconfortan cuerpo y alma.
Además, son facilísimas de hacer.
Necesitas:
-Tomate
-Ajo y cebolla
-Pimiento verde
-Puerro
-Patatas
-Zanahoria
-Lentejas (cocidas ya, mejor aún)
-Chorizo
-Sal, pimienta y cominos
-Laurel y guindilla
Esto, de fácil, asusta.
Lo primero, y es esencial, es un sofrito clásico. Al clásico se le puede añadir una guindilla o dos pequeñas y el laurel. Cuando todo está dorado, añadimos el pimiento y el puerro troceado (trozos grandes, es sólo para que cojan un poco de color. También las patatas y zanahoria (el tamaño al gusto de cada uno) y el tomate.
Sofreímos todo un poco así a lo basto, y cubrimos con agua hasta arriba. Le damos entre media y una hora de cocción para que la verdura se cocine antes de añadir las lentejas (ya cocidas). Ya con las lentejas, podemos bajar el fuego y llega el momento clave: darle enjundia al caldo.
La enjundia
Como en realidad no soy un gran amante de la verdura y cosas que flotan en guisos, generalmente aparto el tomate entero, los trozos de pimiento, parte de la zanahoria y el puerro. Lo pongo todo en el vaso de la batidora y lo trituro junto a un poco de pimentón, cominos, sal y pimienta. Al puré resultante le añado un poco de agua caliente para que no se quede nada en el vaso y lo vuelco en la olla para que se diluya en el guiso. A continuación, añado el chorizo y dejo que todo cocine a fuego muy, muy lento hasta que el potaje pierda el agua necesaria para darle el espesor que desee al caldo.
Mucha paciencia, corregir la sazón y mover con cuchara de palo es cuanto hace falta para disfrutar de nuestro plato de invierno.
Pero los niños del potaje acababan comiéndoselo pasado por la túrmix. Curiosamente, con el paso de los años nos hicimos de la Hermandad de la Santa Cuchara, y en mi caso las lentejas ocupan un lugar casi casi al lado del cocido en cuanto a platos invernales que reconfortan cuerpo y alma.
Además, son facilísimas de hacer.
Necesitas:
-Tomate
-Ajo y cebolla
-Pimiento verde
-Puerro
-Patatas
-Zanahoria
-Lentejas (cocidas ya, mejor aún)
-Chorizo
-Sal, pimienta y cominos
-Laurel y guindilla
Esto, de fácil, asusta.
Lo primero, y es esencial, es un sofrito clásico. Al clásico se le puede añadir una guindilla o dos pequeñas y el laurel. Cuando todo está dorado, añadimos el pimiento y el puerro troceado (trozos grandes, es sólo para que cojan un poco de color. También las patatas y zanahoria (el tamaño al gusto de cada uno) y el tomate.

La enjundia
Como en realidad no soy un gran amante de la verdura y cosas que flotan en guisos, generalmente aparto el tomate entero, los trozos de pimiento, parte de la zanahoria y el puerro. Lo pongo todo en el vaso de la batidora y lo trituro junto a un poco de pimentón, cominos, sal y pimienta. Al puré resultante le añado un poco de agua caliente para que no se quede nada en el vaso y lo vuelco en la olla para que se diluya en el guiso. A continuación, añado el chorizo y dejo que todo cocine a fuego muy, muy lento hasta que el potaje pierda el agua necesaria para darle el espesor que desee al caldo.
Mucha paciencia, corregir la sazón y mover con cuchara de palo es cuanto hace falta para disfrutar de nuestro plato de invierno.
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